La juventud tras el 26J, ¿sueño o pesadilla?

Ya no vale culpabilizar a la juventud, España necesita pactos por la educación, la vivienda y el empleo.

La legislatura más breve de nuestra historia nos ha traído una repetición de las elecciones. En los últimos años hemos visto poco debate sobre el colectivo que mayor riesgo de exclusión social tiene en nuestro país: la juventud. Más de una de cada tres personas jóvenes son pobres, como denunciamos en el último Observatorio de Emancipación del CJE. No es de extrañar, por tanto, que el 57 por ciento de las personas jóvenes europeas tenga la impresión de que en su país la juventud ha sido marginada y excluida de la vida económica y social debido a la crisis, como nos muestra el Eurobarómetro “European Youth in 2016”.

Esta situación ha generado una brecha generacional en lo social. Como decía la socióloga Belén Barreiro, “la pregunta que debemos hacernos, por tanto, no es qué les pasa a los jóvenes, sino más bien qué se les ha hecho (o qué les hemos hecho) a los jóvenes”. Lo que le hemos hecho a la juventud en estos años tiene que ver con tres ámbitos principalmente: la educación, la vivienda y el empleo.

Los recortes en educación, las subidas de tasas, el endurecimiento de los criterios para la recepción de becas, la LOMCE, los recortes en I+D+i… consolidan una serie de actuaciones que no solo no luchan contra la desigualdad de oportunidades, sino que la profundizan, entre otros aspectos, dificultando el acceso a la educación superior a las personas jóvenes de familias humildes.

El panorama en la vivienda es igualmente sombrío:

España solo dispone del 1,1 por ciento de vivienda social, siendo el segundo país de la Unión Europea con menor porcentaje. Además, según denunció Amnistía Internacional, el gasto público en vivienda se redujo en más del 50 por ciento entre 2008 y 2015. Es incomprensible que en un país con más de tres millones de viviendas vacías no haya un plan ambicioso contra los desahucios y a favor de políticas de alquiler que faciliten el acceso al colectivo joven.

Según el Observatorio de Emancipación del CJE, solo una de cada cinco (20,5 por ciento) personas de 16 a 29 años en España ha logrado establecerse en una vivienda independiente. Es un dato que sigue empeorando y que alcanza proporciones solo comparables a las de finales de 2003, en el punto álgido de la especulación inmobiliaria, cuando los precios alcistas e inalcanzables condenaban a vivir con sus progenitores a una juventud que, también entonces, era precaria.

Sin embargo, si ya entonces la precariedad se cebaba con una juventud mileurista, debemos constatar que la situación actual de la juventud es aún peor que entonces: el salario medio neto anual es de 11.223,46 euros, es decir, ni llegamos a mileuristas. La consecuencia es que una de cada cuatro personas jóvenes ocupadas, tras lograr escapar de la emigración y el paro, son trabajadoras pobres que no tienen los recursos mínimos para su subsistencia.

Sin ayuda

Además, el colectivo joven sufre de la proliferación de cada vez más formas contractuales que merman sus derechos o incluso los sacan del mínimo resguardo del Derecho laboral. Es el caso del abuso y mal uso de las becas y prácticas: el 61 por ciento de los becarios realiza prácticas gratuitas, mientras que el 73 por ciento de los que sí cobran afirman que no les llega la ayuda para cubrir los gastos mínimos.

Por último, la temporalidad se convierte en el pan nuestro de cada día para las personas jóvenes, alcanzando récords históricos: nunca se había llegado en el último trimestre de un año a una tasa similar de temporalidad entre la población joven (55,1 por ciento). Las diversas reformas laborales van camino de profundizar esta lacra, ya que nueve de cada diez nuevos contratos para jóvenes son temporales.

Los partidos, como demuestra porCausa en su artículo, apenas tienen en cuenta estos problemas. Nos gustaría decir que son problemas menores. Nos gustaría decir que es un problema que, como la juventud, se cura con el paso del tiempo. Pero la verdad es que el ascensor social se ha roto. Lo que vivimos es un presente de incertidumbre, la imposibilidad de tener un proyecto de vida propio.

A las personas jóvenes de este país se les ha robado el futuro, por ello, lo que reclamamos desde el CJE es que los responsables públicos sean conscientes de las consecuencias estructurales que ello conlleva, porque la juventud no es el futuro: es el presente. Si la juventud en paro o precaria no cotiza, el Estado del Bienestar y el sistema de pensiones se desmorona, como demostramos en nuestro informe Juventud Necesaria.

Ni ni ni

Ya no vale culpabilizar a la juventud, ni demonizar a esa generación que no es ni-ni, sino ni-ni-ni: ni nos dejan estudiar, ni nos dejan trabajar, ni nos escuchan. Las entidades juveniles que componemos el Consejo de la Juventud de España somos muy diferentes y plurales, cada cual tiene sus intereses e ideologías. Sin embargo, somos capaces de ponernos de acuerdo en exigir a los distintos partidos que concurren a estas elecciones un Pacto por la Educación, un Pacto por la Vivienda y un Pacto por el Empleo.

Queremos que el Parlamento que salga de las urnas del 26J reflexione sobre qué país quiere: un país de precariedad y miseria, donde se carcomen los derechos de la juventud y con ellos cualquier relevo de futuro colectivo; o un país donde los políticos aprendan de sus jóvenes y sepan anteponer los intereses generales a los partidistas, salvaguardando una vida digna para la juventud y –por tanto- fortaleciendo los cimientos de un Estado del Bienestar y de un país del que podamos sentir orgullo. Decía Galeano que “las pesadillas y los sueños están hechos de los mismos materiales”. Más de treinta y seis millones de personas están llamadas a las urnas en nuestro país este domingo y decidirán -con los mismos materiales, su voto- qué país quieren para sus jóvenes.

Radiografía de la noticia

Víctor Reloba es vicepresidente del Consejo de la Juventud de España. Tanto Reloba como el CJE han colaborado estrechamente con porCausa desde el arranque de la iniciativa conjunta Sueños Rotos, un proyecto multimedia sobre precariedad juvenil.