‘Carmen y Jimena: Futuro Imperfecto’ es una historia de desigualdad, una desigualdad que se está produciendo en la puerta de nuestras casas. No es una historia de enfrentamiento, ni una caricatura de las clases sociales. Es una fotografía de la sociedad que queremos, una imagen del futuro que nos puede esperar si no ponemos remedio a lo que está sucediendo. El documental multimedia de porCausa fue estrenado ayer en el Matadero de Madrid acompañado de un coloquio con Gabriel Pecot, realizador del documental junto a Celia Hernandéz, Santiago Zannou, ganador de un Goya por su película El truco del manco, Mabel Lozano, directora de documentales, y Gumersindo Lafuente, co-fundador de porCausa.

El documental muestra las profundas diferencias que existen dentro de nuestro territorio a partir de dos jóvenes, Carmen y Jimena, que ayer acudieron al estreno. La primera vive en Vallecas y está reconstruyendo un instituto abandonado para proporcionar un lugar de ocio a su barrio carente de recursos, y la segunda reside en Moncloa en el seno de una familia con comodidades económicas. Ambas se enfrentan de forma madura a sus diferencias, dando pie a cuestiones acerca del papel del Estado en su situación y de las aspiraciones de toda una generación.

“Si votar sirviera para algo, estaría prohibido”. Esa es una de las frases demoledoras que escuchamos decir a Carmen en el documental. Si la generación anterior recibió la democracia como algo anhelado, para los jóvenes esta realidad aún es muy lejana, tal y como apuntó Gumersindo Lafuente durante el coloquio. Porque, ¿qué van a esperar los jóvenes de un Estado que les da la espalda, y cuya única mano que les tiende es la de la represión? Tres furgones de policía aguardan todos los días a las puertas de la Atalaya –el nombre que recibe el instituto abandonado–, mientras Carmen y sus compañeros se esfuerzan por crecer en un entorno más amable. “Lo único que han recibido los chicos son amenazas del desalojo”, señalaba Pecot, “la única presencia del Estado es policial”.

El Estado ha desaparecido como igualador de oportunidades y hoy más que nunca el lugar en el que se nace determina las expectativas de futuro. El abandono de las instituciones se hace patente en las declaraciones de Carmen a lo largo del cortometraje: “El Estado no te va a ayudar, es como, ‘consíguelo por tus propios medios, adelante, a ver si lo consigues, campeona’”.

La Atalaya es el gran símbolo de esta historia. Un antiguo instituto en ruinas como imagen de un sistema educativo que se desmorona. La educación de los jóvenes españoles se ha convertido en una carrera de obstáculos cada vez más difícil de superar, cuya meta se va alejando conforme aumentan los precios de las matrículas, se recortan las becas y se imponen másters por los que hay que desembolsar 14.000€: “Yo no tengo ese dinero, ni mis padres ni mi familia, entonces, qué, ¿te tienes que hipotecar?”, expresa Carmen. “No puede ser que en este país la gente se esté peleando para estudiar”, denunciaba Pecot durante su intervención en el coloquio.

Ante esta realidad, Jimena adopta una actitud reflexiva, consciente de las facilidades que su situación socioeconómica le ha brindado. Con madurez para reconocer la suerte que la acompaña y al mismo tiempo, para saber que esa suerte un día puede desaparecer. “Voy a aprovechar los estudios que tengo ahora porque a lo mejor mis padres dentro de unos años no tienen este dinero”, señala en el documental. Unos estudios, que por otro lado, ya no garantizan un trabajo. La tasa de desempleo juvenil en España supera el 50%.

Los jóvenes son el futuro al que no podemos renunciar. En su intervención, Mabel Lozano hizo referencia al talento que nuestro país está desperdiciando con su dejadez ante la situación de la juventud. “No podemos permitirnos el lujo de que nuestros jóvenes se marchen. Son nuestro futuro”, observó la realizadora, para luego subrayar la corresponsabilidad de toda la sociedad frente al problema.

La necesidad de ofrecer espacios de expresión y empoderamiento para los jóvenes se hizo patente durante el documental y posterior coloquio. Santiago Zannou hizo alusión a la falta de referentes y representantes de los intereses de los jóvenes en la esfera política, de espacios donde generar otros discursos. “Estamos muy preparados, tenemos ganas y voz”, fueron sus palabras. “Yo no quiero irme de mi barrio, sino que mejoren mi barrio”, continuó el director de cine. Una filosofía que comparten en la Atalaya. Si es necesario subir cubos de cemento varios pisos por las escaleras y ello ayudará a que los niños puedan tener actividades extraescolares, así se hará.

‘Futuro Imperfecto’ es también una historia de esperanza. De la esperanza que brilla en los ojos de Carmen mientras sujeta su pancarta al frente de una manifestación, de la ilusión con la que habla de las actividades que están impulsando en la Atalaya.

Este documental explica la razón por la que nace porCausa. Para promover un debate informado sobre la desigualdad, un asunto al que a menudo los medios se acercan de una manera superficial. “Lo que se pretende con este documental es contar una historia de una forma un poco más completa a partir de dos personajes reales, poner cara a los datos”, explicó Gonzalo Fanjul antes de la proyección.

‘Carmen y Jimena: Futuro Imperfecto’ plantea muchas preguntas. ¿Qué estamos haciendo mal para que Carmen diga que le compensa trabajar 40 horas en la reconstrucción de un instituto público? ¿Cómo el Estado no es capaz de ayudarla?

 

Artículo originalmente publicado en el blog 3.500 millones de El País.