Por Gumersindo Lafuente y Gonzalo Fanjul

Lo más importante que nos ha pasado en nuestro primer curso completo de actividad ha sido, sin ninguna duda, la consolidación de un equipo. Todo lo demás es fundamental, por supuesto, pero lograr reunir a un grupo de personas que crean en la utilidad de un proyecto diferente, quizá único en España, como porCausa y que, viniendo de lugares profesionales muy alejados se pongan a trabajar juntos y muy pronto empiecen a obtener resultados palpables es un logro del que todos debemos sentirnos orgullosos.

Por supuesto lo conseguido durante estos meses no es suficiente. Queda mucho camino, nunca se terminará en realidad de recorrer, y seguramente esta es la parte más apasionante de la aventura que nos reúne en porCausa.

Si hemos empezado por lo importante, lo siguiente es lo milagroso. Quizá esa es la palabra que mejor describe las aportaciones de nuestros pioneros. Cuando hablamos de porCausa enseguida todos nuestros interlocutores nos preguntan por la financiación. Vamos desgranando los diferentes sistemas que utilizamos para obtener fondos que mantengan nuestra estructura y proyectos y cuando llegamos a la parte de los pioneros siempre nos enfrentamos al mismo gesto de incredulidad: ¿gente normal, profesionales, pequeños o medianos empresarios, que donan una cantidad importante de dinero para financiaros? ¿Cómo lo lográis?

Es, sí, en esta España de la crisis, la incertidumbre y la corrupción, casi un asunto paranormal que alguien haga algo por otros sin pedir nada a cambio. Sufrimos de una falta de generosidad histórica. Mientras vemos que en otros lugares la filantropía es moneda corriente y tiene un alto grado de reconocimiento social e institucional, aquí no sólo es una excepción, incluso despierta en algunos recelos y sospechas. Y no digamos desde el punto de vista institucional, pendientes aún de una prometida ley de mecenazgo que nunca llega, los que están dispuestos a donar aún deben cargar con la sombra de que su único motivo es el ahorro de un puñado de euros en impuestos.

Por eso tienen tanto mérito los pioneros que nos acompañan en porCausa y por eso nunca podremos demostrarles suficientemente nuestro agradecimiento.

Después de tantos meses de trabajo, dándole vueltas a temas y enfoques, aprendiendo a manejar bases de datos, a diseñar nuestra web, a ir construyendo nuestro perfil digital, hemos tenido algunas satisfacciones. Hemos publicado sí, informaciones y reportajes en diferentes medios. Estrenado un gran documental. Realizado un buen puñado de talleres excepcionales. Trabajado en colaboración con Fundaciones y ONG muy importantes. Pero quizá de lo que más orgullosos nos sentimos es de que por fin ya casi todo el mundo reconozca que en España el gran reto es solucionar la desigualdad y la pobreza infantil.

Quizá de lo que más orgullosos nos sentimos es de que por fin ya casi todo el mundo reconozca que en España el gran reto es solucionar la desigualdad y la pobreza infantil”

Nuestra influencia en este cambio es difícil de medir, quizá no haya sido tanta, pero hasta hace bien poco era desazonador contemplar cómo una parte fundamental de nuestra sociedad ignoraba o no quería ver este asunto. El momento más vergonzoso sucedió en octubre de 2014 en el Congreso cuando Pedro Sánchez casi se estrenaba como líder del PSOE hablando de pobreza infantil y la bancada popular, la que sustenta a nuestro gobierno, se mofó directamente de él. Es el juego político dirán algunos, pero maldita la política que juega con los derechos fundamentales de los más débiles. Eso nunca puede ser objeto de frivolidades ni lo debería ser de enfrentamientos partidistas. Cada vez está más claro que, ante la magnitud del problema y su influencia en la evolución futura de nuestra situación social y económica, precisamente sólo un gran pacto nacional respaldado por todos podrá solucionar, al menos en parte, la situación. Y ya casi todos empiezan a darse cuenta.

Así llegamos a la parte sustancial del proyecto de porCausa, la razón de su existencia. Llamar la atención, con criterio, análisis, datos y buen periodismo sobre asuntos relevantes que en ocasiones, tapados por otros aparentemente más urgentes, no se asoman suficientemente a las portadas y agendas de medios, periodistas y políticos. Y aquí estamos, en este caluroso verano de 2015, dispuestos a crecer y seguir adelante, de la mano también de nuestro patronato, otra pieza fundamental que nos alienta, aconseja y ayuda de manera permanente.

Aunque ya hicimos algo, la verdad es que lo mejor está por hacer, lo más apasionante está también por venir. Así que, de momento, muchas gracias a todos y a por ello.

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Este texto forma parte de la Memoria de la Fundación porCausa 2014/2015 en la que desgranamos todos los trabajos publicados hasta la fecha y todas actividades en las que hemos participado u organizado. Puedes descargarla aquí.