José Brey es nuestro pionero más reciente. Cien por cien tecnológico y cien por cien comprometido con nuestra causa, Brey está construyendo a través de Arivanza Technologies, su empresa, el camino para que las ONG sean más innovadoras digitalmente.
Este informático de carrera empezó como desarrollador y analista y estuvo trabajando en portales cuando eran “lo más trendy” -recuerda el empresario tecnológico-. Se fue a Inglaterra para cambiar un poco “porque en España no veía mucho más movimiento” y permaneció allí siete años, donde creó una pequeña empresa de consultoría tecnológica especializada en arquitectura de sistemas y conoció a su actual socio, Karikalan Kumaresan. Pero se terminó aburriendo: “Es dinámico porque cambias de clientes, pero al mismo tiempo no te asientas en ningún sitio”, afirma Brey. Entonces decidió regresar a España y montar una nueva empresa de desarrollo a medida.
Su llegada a las ONG fue de casualidad. Una organización le encargó un proyecto de desarrollo “y a partir de ahí llegó otra y empiezas a especializarte en algo sin buscarlo”. De su experiencia con ONG y el sector privado nació Arivanza, su startup de software para tercer sector y educación online.
Brey tiene la clara actitud de un emprendedor: “Ahora tengo dos empresas, una está en proceso de cierre para poder enfocarnos en Arivanza y el desarrollo de productos especializados en educación online y el tercer sector. Y a ver qué pasa”. Hablamos con él para descubrir sus últimos proyectos, las claves del e-learning, su visión de las ONG, y por supuesto, sus próximos planes.
porCausa. En tu experiencia con ONG, ¿cuáles has detectado que son sus principales necesidades?
José Brey. El zapato que les aprieta, ya sea una ONG o una empresa privada, son los ingresos. No hay diferencia de sector, pasa en todos. Una empresa con problemas de ingresos se centrará en su canal de ventas para sobrevivir, y una organización del tercer sector también tiene su canal de ventas y compite. Aunque a veces parezca que no hay competencia, sí la hay, porque los recursos son escasos y hay que demostrar, con cifras, que se es el mejor en un área para que te den fondos públicos y sobre todo, para que los donantes apuesten por ti. Y esta es una opinión personal y seguro que me equivoco mucho… Yo creo que la relación que se establece con el donante no es correcta. Está llena de buenas intenciones, pero si quieres motivar a alguien a que te “compre”, tienes que estar presente. Tienes que darle algo que les motive. Por ejemplo, yo tengo mis circunstancias personales y soy sensible a ciertos problemas, por mi familia o mi entorno personal, si a mí me llega una organización que me habla sobre todo esto, yo soy sensible a ello y les escucho. Pero me tiene que dar la sensación de que yo contribuyo a su labor y veo el resultado. Eso con tecnología es posible. El otro problema es captar, ser visible. Ahora mismo hay un problema de visibilidad, pero es un problema que todo el mundo tiene.
pC. ¿Qué puede aprender el tercer sector del sector privado?
JB. En el consejo de administración de las grandes empresas privadas, la tecnología es estratégica, no es táctica. No va de que se me ha roto la impresora y tengo a alguien que me la arregla. No, hay una persona dentro de la organización que tiene una visión tecnológica estratégica que va más allá del día a día. Pero esto es difícil de encontrar porque habitualmente no se valora o incluso se rechaza. “Nosotros no somos tecnológicos, no nos interesa…”, dicen. Organizaciones que trabajan como en los 90, con Excel para todo o departamentos aislados que no comparten información y no se comunican. Es innecesario. Pero en esto también influye un prejuicio que existe en el tercer sector a la hora de filtrar ideas, proveedores, productos, etc, y que es el de “esto es de nuestro sector y esto no”. Esa barrera me ha costado mucho superarla, y todavía me la encuentro. En estas circunstancias creo que hay dos caminos: las organizaciones que toman la tecnología como una manera de ser más eficientes y de reducir sus gastos y las que no lo hacen, que lo van a tener muy difícil. Las organizaciones que sepan que tienen que seguir los mismos criterios de eficiencia que una empresa privada son las que sobrevivirán. Es un discurso poco agradable, pero es así, y no lo digo yo, lo he leído en diferentes informes, como los de Luis Vives o PwC, que son un poco más políticamente correctos, pero que dicen lo mismo.
pC. ¿Crees que la gente está incrementando su conciencia social?
JB. [Suspira] Ejemplos como la organización espontánea de carácter político o las donaciones de alimentos dejan claro que existe una conciencia social. Ahora bien, que se esté incrementando, no lo sé. Cuando tienes a la gente en modo de supervivencia, que es como están ahora muchas personas, te ocupas de ti, de tu familia y de poco más. Y es muy difícil que te preocupes de alguien más, no por falta de empatía sino porque te estás preguntando cómo vas a pagar las facturas a final de mes. Yo creo que somos conscientes de ello porque lo ves de cerca, en tu vecino. No es algo que está en un lugar alejado. Pero te implicas hasta donde puedes. También creo que está todo muy sesgado, la información no llega tal y como es. Bueno, eso ha sido siempre, pero ahora es exagerado lo que se tergiversa y se manipula. Es difícil encontrar una fuente datos que nos deje pensar por nosotros mismos.
Cuando tienes a la gente en modo de supervivencia, que es como están ahora muchas personas, te ocupas de ti, de tu familia y de poco más».
pC. En porCausa es lo que pretendemos, fomentar un debate informado…
JB. Sí, eso es lo que me gusta, porque creo que es necesario. Las aguas están demasiado turbias. Da igual donde leas, ya ni se camufla el sesgo. En este país todo está muy polarizado. Yo viví un tiempo en Inglaterra y cuando volví vi una gran diferencia. Aquí la gente se basa sobre todo en las emociones, no hay distancia frente a los problemas. La gente discute y todo se centra en cuál es tu equipo. Los partidos políticos se han convertido en equipos de fútbol. Yo no lo entiendo. Hacen falta personas que den información sin sesgo. porCausa es un proyecto necesario socialmente. Necesitamos datos, necesitamos que no nos tomen el pelo. Hace falta gente que diga que se trata de personas y de compromisos.
pC. Vayamos a tu actividad emprendedora. ¿Qué tipo de tecnología desarrollas?
JB. Una de nuestras tecnologías se enfoca al fundraising, con el objetivo de que las ONG estandaricen sus procesos y resuelvan de manera sencilla los requerimientos formales que se les exigen, de transparencia con los donantes, de reporte de datos a la AEAT, junto con técnicas de captación y comunicación que he visto en el sector privado y que creemos pueden aplicarse con éxito. Las quiero traer hacia un sector que habitualmente es reticente a las prácticas del sector privado porque creo que hay ciertas estrategias que funcionan. Mostrar de manera práctica herramientas extremadamente útiles y de bajo coste que se integran entre ellas y crean un ecosistema que ofrece un servicio de calidad a precios muy competitivos. Aunque lo importante son los datos y no las herramientas. No quieras quedarte con las herramientas, quédate con los datos, que son el valor.
Otra de las áreas es la gestión de los beneficiarios. Las ONG para ser efectivas y eficientes necesitan que tener un conocimiento profundo sobre ellos para poder realizar acciones a partir de ese diagnóstico. Nosotros tenemos una herramienta, que tardamos dos años en desarrollar, que permite gestionar diagnósticos y acciones de salud, empleo o educación, entre otras.
Cuando una organización confía en ti y ya no le da miedo reconocer que hay cosas que podría hacer mejor, se abre un poco más. Admite la crítica. Por ejemplo, evitar que una organización se paralice por temas puramente de gestión administrativa, como certificaciones de gasto, cuando lo verdaderamente importante es la atención a sus beneficiarios.
pC. Una de tus áreas de especialización es el e-learning, ¿en qué fase de desarrollo dirías que está esta herramienta? ¿Crees que ha superado las dudas iniciales?
JB. En la parte de la innovación hay mucho ruido. Cuando estás hablando de alta innovación, todo el mundo tiene la solución, pero hay un vídeo de Youtube que se titula “This is going to revolutionize education”, sobre todas las veces que se ha dicho “Esto va a revolucionar la educación” y todas las veces que no ha sido cierto con avances que han sido importantes: la televisión, el reproductor doméstico de vídeo.. . Yo creo que el e-learning está en sus primeros pasos, es muy difícil ahora decir por qué camino va a ir. El e-learning soluciona un problema, que surge cuando no tienes otra manera de educar, por ausencia de un experto que pueda ir a un lugar concreto, o al tratarse de un contenido de alta calidad del que no puedes disponer constantemente, lo grabas, lo completas, le pones interactividad y ya lo tienes. ¿Eso va a cambiar la educación? Yo creo que a corto plazo no. ¿Pero este es el camino? Sí. Hay cosas muy interesantes, con motores de aprendizaje que miran cómo se interactúa, que pueden coger el contenido y modificarlo para que se adapte a ti. Hay motores que empiezan a inferir cómo te relacionas con el aprendizaje. Por ejemplo, conozco de cerca una plataforma para niños relacionada con el aprendizaje de matemáticas que también intenta detectar qué niños tienen déficit de atención. Cuando el software percibe que empiezas a distraerte o a fallar en las preguntas aparece un juego que te engancha otra vez y después te vuelve a poner preguntas. Estas son cosas que sólo pueden hacerse con tecnología, son pequeños avances que no suponen una revolución pero sí una mejora.
Yo creo que el e-learning está en sus primeros pasos, es muy difícil ahora decir por qué camino va a ir».
pC. ¿Qué tipo de materias funcionan mejor a través del e-learning?
JB. Hay mucho avance con contenidos que son manejables con una computadora, como las matemáticas y asignaturas que no requieren interactividad. Si yo pongo una fórmula, el ordenador puede hacer mil casos pero si hablo de historia, al ordenador le cuesta mucho más evaluar.
pC. ¿Cuál te gustaría que fuera tu próximo paso?
JB. El proyecto de Arivanza. Quiero acercarme a organizaciones, tanto del tercer sector, como educativas, de formación interna… Y saber su opinión. Si veo que esto tiene valor, buscaría inversión para escalar y empezar a ir más allá. Si no, cogeré las maletas y buscaré la próxima historia, que no sería aquí. El desarrollo a medida en este país no cabe, o cabe muy poco. Hay cierto desconocimiento sobre tecnología y canales digitales, que avanzan muy deprisa y cada vez van dejando a más empresas atrás.
pC. ¿Qué consejo das a porCausa?
JB. Vosotros sois un medio digital, tenéis que tener un control sobre el canal de difusión. La tecnología no puede ser secundaria porque es vuestro principal vehículo. No es vuestro fin, es simplemente una herramienta, pero hay que conocerla bien y hacerla estratégica. Una de las cosas que hacen grande a Amnistía es que no depende de nadie. Han crecido según han ido convenciendo a gente de que su causa merece la pena. Creo que cuando se empieza, esto es clave. No buscar subvenciones, sino gente que lo valore, que lo compre y que pague. Pagar, claro que sí, no pasa nada, es información de valor y lo merece.