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A Enric González no le gusta escribir. Cada vez que se tiene que sentar delante del ordenador para trabajar en un libro o en un artículo lo pasa mal, sufre. “Si no tuviera que escribir, sería absolutamente feliz”, afirmó el actual columnista de El Mundo y colaborador de medios como  Alternativas Económicas y Jot Down durante el primer taller de formación ‘Cómo se cuenta una historia’ celebrado el pasado miércoles 13 de mayo en la sede de la Fundación porCausa en Madrid.

Puede que a muchos de los asistentes al taller les sorprendiese y les pareciese algo contradictorio lo que aseveraba con rotundidad uno de los periodistas más respetados del panorama mediático español y que lleva ganándose el sueldo por su talento para contar historias en páginas de papel y en internet desde hace ya casi cuarenta años.

“Lo divertido es la fase de estar en la calle, zascandileando por ahí y, encima, cobrar. Pero luego está la fase intermedia en la que piensas bien en lo que vas a decir y, finalmente, llega el momento de la verdad, cuando te pones a escribir para un lector, para que lo entienda. Y, claro, eso le implica a uno esforzarse muchísimo. Para mí, el proceso a la hora de escribir para siempre es el mismo: del vómito al Red Bull, luego dolor de espalda y así sucesivamente”, explicó el autor de libros  como ‘Historias del calcio’, ‘Historias de Nueva York’ o ‘Historias de Roma’, para aclarar el porqué de su particular vía crucis a la hora de juntar palabras.

Por los ojos de Enric González periodista han pasado políticos, deportistas, periodistas, escritores, víctimas de genocidios y guerras, niños y mayores, hombres y mujeres, etcétera. Todos, de alguna forma u otra, forman ya parte de sus historias traídas desde países como Italia, Estados Unidos, Reino Unido, Israel, Ruanda, Grecia o Francia. Lugares en los que ha estado como corresponsal y enviado especial, principalmente durante su etapa de más de veinte años trabajando en el diario El País. Su prolija experiencia periodística y su particular estilo como contador de historias, hacen que tenerle como profesor en una clase magistral uno aprenda probablemente mucho más que en días, meses o años en una facultad de periodismo.

Para todos aquellos que no pudieron asistir al taller, seleccionamos los diez consejos clave sobre el oficio periodístico y sobre cómo contar buenas historias según Enric González.

1. Leemos por el placer inmediato. “Leemos por el morbo, por el placer inmediato. Luego está la información secundaria que quieras, pero la gratificación inmediata es clave en el ser humano”.

2. Poner música al texto. “Algo que decides de antemano es la música que pones al texto, y eso lo sabes antes de sentarte a escribir”.

3. Los  titulares. “Los mejores titulares son siempre de otros”. “La gente más respetable que conozco siempre tiene el título en la cabeza antes de ponerse a escribir”. “El que pone el titular al final va navegando por el texto, es un bucanero”.

4. La primera frase es fundamental. “Hay que calentar siempre al lector. A veces, hay que escribirla como si estuvieras borracho. Yo creo que son aconsejables las frases contundentes al principio, salvo en rarísimas ocasiones”.

5. Escribir del tirón o releer y ordenar la historia. “Yo no hago dos versiones, la que sale del tirón es la que se queda. Puedo releer y cambiar alguna palabra, pero el resto es intocable”. “Admiro a la gente que escribe con tiempo y relee y ordena el texto, aunque eso puede apartarte de la historia que tienes en la cabeza”.

6. No hay que contarlo todo. “Lo más eficaz es contar una historia lo más pequeña y potente posible, pero no hay que contarlo todo. Cuenta lo que hay, historias comprensibles. No podemos encajar nuestro texto en la historia universal porque o acabas en teorías conspirativas o terminas por inventar un mundo irreal”.

7. Historias con datos. “Como somos lectores muy básicos, para llegar a la gente, hay que contar historias lo más amenas posibles. Si tienes que elegir entre poner o no un dato, déjalo aparte, si luego los lectores creen en la historia, consultarán el gráfico, los movimientos o las cifras. Yo apostaría por los elementos que pueden llegar más al corazón del lector”.

8. Evitar las palabras cliché para tratar temas sobre desigualdad. “A base de repetir desigualdad hemos convertido la palabra en un cliché. El titular más antiperiodístico del mundo es ‘Aumenta la desigualdad en… ’. Hay que empezar por un caso concreto y, a ser posible, evitar estas palabras cliché que tiene el lector en la cabeza”.

9. No hay por qué ser hipersensible. “El periodista no tiene porque ser especialmente sensible, aunque sí ayuda. Pongamos el caso de Javier Espinosa y de Marc Marginedas. Los dos son corresponsales y los dos han pasado por lugares espantosos. Marc es hipersensible y de Javier nadie sabe si es capaz de sentir algo. ¿Quién es más eficiente? Probablemente Javier porque, por ejemplo, a él no le ha cambiado su punto de vista sobre el conflicto con en Siria tras su secuestro y a Marc sí porque intenta buscar continuamente explicaciones sobre lo que está pasando”.

10. Las víctimas como fuente. “Tener a una víctima como fuente es lo menos fiable que hay. El sufrimiento es la mejor excusa para mentir porque necesitas culpables y sacarte de encima los elementos negativos. Por eso, a las víctimas hay que preguntarles por cosas muy básicas y no pedirles interpretaciones”.