Transcurrido el primero de los días de esta semana neoyorquina de fastos sobre refugiados y migraciones, los avezados reporteros de porCausa han preparado un primer storify de las noticias y reacciones que ha ido generando la cumbre. La serie se abre con una pedagógica explicación de Michael Clemens (Center for Global Development) acerca de lo que podemos y lo que no podemos esperar de estos tres días. Un análisis que el responsable de la ONU para los Derechos Humanos resume de forma simple. «Esta cumbre ha sido convocada, en gran medida, porque estamos fallando a millones de migrantes (…)».
De la ristra de discursos y declaraciones oficiales rescatamos las dos caras de la moneda. Mientras Theresa May, Primera Ministra británica, adopta lo que The Guardian considera una «posición darwinista» en materia de protección internacional (esto es, diluir el derecho de asilo hasta hacerlo irreconocible), el canadiense Justin Trudeau exhibe los resultados del enfoque canadiense. Considerablemente más humano e inteligente que el de Europa, EEUU o Australia. También recogemos los siete puntos propuestos por el mexicano Peña Nieto. Si bien no hace una aportación revolucionaria, dejan el discurso de nuestro rey en el nivel de una redacción de primaria.
Sobre los resultados
Les ofrecemos también los resultados formales de la Cumbre de la ONU, que no solo incluyen el contenido de la declaración oficial. La Organización Internacional de las Migraciones ha sido ascendida a la categoría formal de agencia de la ONU, lo que previsiblemente multiplicará sus recursos y su ascendiente en el debate político. Sin duda es un paso en la dirección correcta.
Con respecto a las valoraciones más inmediatas, les recomendamos, entre otras, las que han preparado The Guardian, Desalambre/eldiario o expertos como Alexander Betts en The Irish Times. Con ellas se podrán hacer una idea cabal de lo que podemos esperar de este pequeño circo.
Y queda España, naturalmente, representada por el discurso escrito por el Gobierno para el rey Felipe y que, por un momento, tomó una dirección esperanzadora. «Los grandes movimientos de personas son un signo de nuestro tiempo», «nuestra responsabilidad es acogerlos» y cuentan con «la plena disposición de España». Lamentablemente, enseguida apareció el terrorismo, las mafias, los balones fuera y la importancia de que los refugiados «respeten los valores de los países de acogida» (que en nuestro caso incluyen las ‘devoluciones en caliente’ o el incumplimiento sistemático de las cuotas de acogida). Y luego la «coordinación», claro, y la «eficacia» y la «responsabilidad compartida». Y cualquier otro lugar común que a ustedes se les ocurra y que tapa el lamentable historial de España durante esta crisis. Hay ocasiones en las que lo más digno es no decir nada.
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