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«Son personas que no miran para otro lado frente a las injusticias. Tres emprendedores sociales que dentro de unos años podrían ser Nobel de la Paz», fueron las ambiciosas palabras de Conchi Gallego, encargada de la selección de los ganadores. Entre los miembros de esta red se encuentran figuras como Kailash Satyarthi, Premio Nobel de la Paz 2014, o Jimmy Wales, fundador de Wikipedia.

El primero en salir al escenario para presentar su proyecto fue Ricardo Sagarminaga, biólogo marino y ex activista de Greenpeace. «Como en diez años no se apoye a la pesca sostenible, tanto artesanal como industrial, la pesca se va a quedar en manos de países a los que no les importa [el medio ambiente]», señaló en su intervención. Su plan de acción en defensa de la biodiversidad marina ha conseguido reducir en más de un 95% la captura accidental de tortugas en el área mediterránea de Alborán desde 2008 gracias a la colaboración entre pescadores, organizaciones internacionales y gobiernos. La estrategia se basa en una amplia investigación científica realizada por y para las comunidades pesqueras, en la construcción de lazos entre los actores, y en la comunicación de los medios para hacer llegar a la necesidad de proteger los mares. «No suele ser habitual que se hable bien en los informativos del sector pesquero. [Los pescadores] han venido a nosotros porque están preocupados y frustrados de que después de muchos años se estén volviendo más vulnerables», expresó Sagarminaga. El apoyo de Ashoka le permitirá impulsar su proyecto y extender este modelo pesquero a otras zonas del océano.

«Quien mira hacia fuera sueña, y quien mira hacia dentro despierta». Montserrat del Pozo despertó el día que decidió cambiar el mundo. El primer paso: transformar el sistema educativo basándose en la idea de que todo alumno es inteligente. «Que los alumnos sean pensadores críticos y creativos, observadores, investigadores«, expresó Montserrat. A través de la formación del profesorado(«para que hablen menos de las hojas y más de las raíces»), Montserrat ha logrado que, por ejemplo, en una escuela de un pequeño pueblo africano los estudiantes puedan aprender a hacer páginas web y a la vez potencien los negocios locales, o que sus alumnos de Barcelona hayan colaborado con un hospital en el diseño de una montaña rusa adaptada a los pacientes. Todo empezó en 1994 desde el colegio que ella dirigía, el Montserrat de Barcelona, y hoy, once años después, puede presumir de haber llevado su cambio transformador a más de 300 centros educativos. Su próximo objetivo: lograr reducir la cifra de fracaso escolar en Asia.

La educación es una de las principales áreas que atraen el interés de los emprendedores sociales en la actualidad. El proyecto de Luz Rello, la tercera incorporación a Ashoka, incidió en ello señalando el problema que plantea la dislexia y la necesidad de eliminar las barreras existentes. Esta dificultad en el aprendizaje afecta al 15% de los alumnos y es causante del 7% del fracaso escolar. Muchos casos nunca llegan a ser diagnosticados. La labor de Rello se centra en el desarrollo de herramientas y métodos que faciliten la lectura y la escritura para minimizar el impacto que causa la dislexia en el fracaso escolar. La creación de un corrector ortográfico adaptado a los errores que se cometen por la dislexia, la adaptación de páginas web, y el diseño de ‘Apps’ educativas son algunas de las iniciativas de su proyecto emprendedor. «Que el colegio pueda tener a todos los alumnos con recursos», destacó Rello.

«Ausencia activa de tristeza» es el significado en sánscrito de Ashoka. Unas palabras que sirven de lema para los emprendedores sociales. Como dijo en su intervención Peridis, dibujante en El País: «Estamos en un mundo lleno de problemas, pero con gente que lo está haciendo muy bien, y que está yendo por el buen camino».

Artículo originalmente publicado en el blog 3500 Millones de El País.