Desciende en España la protección a personas refugiadas. La organización de ayuda al refugiado CEAR ha publicado su informe con cifras provisionales de la Oficina de Asilo y Refugio a las que la organización ha tenido acceso, ya que, a mediados del mes de junio, el Ministerio del Interior aún no las ha comunicado.
España registró 14.881 solicitudes de asilo en 2015, la cifra más alta hasta ahora. De esas solicitudes, tan solo se dio respuesta a 3.240. Y, de ellas, la respuesta fue favorable solo en un 31,4 por ciento de los casos. Dos de cada tres peticiones de reconocimiento de la protección internacional son denegadas. España no ha concedido ni un solo asilo por razón humanitaria a ninguna de las personas a las que se les denegó la protección el año pasado.
“Resulta muy decepcionante ver cómo España ofreció el año pasado protección internacional a apenas 1.020 personas y reubicó a solo 18 refugiados de los 16.000 comprometidos”, señala Estrella Galán, secretaria general de CEAR.
El Gobierno español solo concedió el estatuto de refugiado a 220 personas y la protección subsidiaria a 800.
El retroceso del derecho al asilo fue alarmante en España, según esta organización. Las devoluciones en caliente en las fronteras de Ceuta y Melilla, censuradas recientemente por la ONU, continuaron ininterrumpidamente, ya que el Gobierno les dio cobertura legal por la Disposición final primera de la Ley de Protección de Seguridad Ciudadana. CEAR denuncia que estas prácticas vulneran el Convenio Europeo de Derechos Humanos.
Esta no es la única vulneración de derechos. También se restringió el traslado a la península a personas que solicitaron asilo en Ceuta, lo que representa una violación flagrante del derecho constitucional.
Un sujeto puedo pedir asilo en un puesto fronterizo o en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE).La mayor parte se formalizaron en el puesto fronterizo de Beni Enzar, en Melilla, debido a que en marzo de 2015 se inauguró una oficina de asilo.
Primero con su pasividad y luego con su blindaje de fronteras, Europa ha perdido una gran oportunidad para estar a la altura de sus valores fundacionales y demostrar que toma en serio los derechos humanos
Por otra parte, el proceso de acceso al procedimiento de protección internacional en los CIE varió de manera relevante según el centro. Si las organizaciones que trabajan en ellos tienen asesoría jurídica, como en Madrid, Barcelona y Valencia, se incrementa el número de solicitudes. Por otro lado, las organizaciones han encontrado dificultades para atender a los internados en dichos centros.
También se habla de la «deficiente información» que se proporciona en las Oficina de Extranjeros y de la Policía Nacional. Por ejemplo, se ha detectado que ambos organismos han comunicado a los solicitantes que no pueden viajar a Algeciras con la tarjeta de asilo o que deben quedarse en Ceuta durante el tiempo de la tramitación del procedimiento. Ambas cosas son falsas. «Esta desinformación crea una enorme confusión y disuade de pedir protección internacional e incluso conduce a algunas personas a renunciar a su solicitud», es la valoración de CEAR.
Desde la apertura de la oficina de protección internacional en la frontera de Ceuta no se ha formalizado ninguna solicitud de asilo.
Los solicitantes de asilo son mayormente sirios y, en segundo lugar, ucranianos. CEAR identifica «un trato diferenciado hacia los solicitantes de origen sirio y los que proceden de otros países en conflicto como Ucrania o Malí, cuyos expedientes están ‘congelados’ en espera de que los conflictos lleguen a su fin».
Extrañamente, en Beni Enzar no se registró ninguna petición de asilo de personas de origen subsahariano, lo que demuestra que «se discriminan aquellas personas que no proceden de Siria, para quienes la frontera sur es impermeable».
Europa, un acuerdo inaceptable
El acuerdo entre la UE y Turquía, por el cual este país se compromete a aceptar la devolución inmediata de migrantes en situación legal irregular, así como a personas cuya solicitud de asilo es rechazada, ha marcado la decadencia moral y la crisis de valores de la Unión, según recoge CEAR en el informe. La organización ha denunciado este Convenio ante la Comisión Europea, el Comisario Europeo de Derechos Humanos y el Defensor del Pueblo Europeo bajo el apoyo de cientos de organizaciones y ciudadanos, por vulnerar diversas disposiciones legales incluidas en el Convenio Europeo de Derechos Humanos, la Convención de Ginebra de 1951 y la Directiva Europea de Retorno.
Según datos de Eurostat recopilados en el informe, Alemania registró un tercio del más de un millón y trescientas mil solicitudes totales atendidas en Europa durante 2015, seguido de Hungría y Suecia. Un tercio de las personas que pidieron asilo procedían de Siria, aunque también había presencia importante de afganos e iraquíes. En cuanto a las 330.000 personas que obtuvieron protección internacional, casi la mitad la consiguieron en Alemania (unas 148.000). Otros países como Suecia, Italia o Francia rondaron las 30.000. España apenas llegó a 1.030, con un porcentaje de solicitudes positivas del 31 por ciento, mientras que Dinamarca u Holanda reconocieron cerca del 80 por ciento.
Las rutas migratorias se transformaron completamente con el cierre de fronteras europeas. Miles de kilómetros de vallas han sido levantadas, creando un escenario de muros y barreras en una Europa transformada en fortaleza. En ese escenario, más de un millón de personas llegaron de manera irregular a Europa el año pasado, principalmente a Italia y Grecia, de las cuales el 84 por ciento eran refugiados. Muchas de estas personas fueron devueltas y expulsadas inmediatamente desde países del Este de Europa, violando el derecho al asilo y a la protección internacional. Además, la mortalidad en dichas rutas aumentó dramáticamente: casi 4.000 personas perdieron la vida en 2015 a las puertas de Europa, a las que se unen las 1.400 en los cinco primeros meses de este año.
«Hay una progresiva impermeabilización y externalización de las fronteras», dice Estrella Galán de @CEARefugio #UErfanos
— porCausa (@porCausaorg) 16 de junio de 2016
El futuro pasa por un probable e inhumano ‘Plan Marshall’ por el que la Unión Europea condicione la ayuda al desarrollo y las alianzas comerciales con países emisores de migrantes, tales como Libia o Sudán, al éxito en el freno y la lucha contra la migración y el tráfico de personas que estos países sean capaces de lograr. Un paso más en la externalización de fronteras y del trabajo sucio de Europa.
Un Reglamento para la Ley, ya
El pasado mes de octubre, once personas eritreas y una siria llegaron a España reubicadas. La Dirección General de Migraciones, a través del Ministerio de Empleo, movilizó a CEAR y a los Centros de Atención al Refugiado para acoger a estas personas, que fueron trasladadas a distintos centros de acogida gestionados por diversas organizaciones en varias ciudades españolas. A estas personas se han sumado más sirias, iraquíes, centroafricanas y eritreas desde diciembre, hasta llegar a 105 en mayo de este año, lejos de las más de 9.000 que el gobierno se comprometió a acoger el pasado mes de septiembre.
CEAR propone cinco medidas urgentes para el futuro Gobierno en su informe con el fin de adquirir un compromiso real con las personas refugiadas: la retirada del apoyo español al acuerdo UE-Turquía; la acogida a refugiados desde Grecia e Italia en cumplimiento con la cuota del sistema común de asilo; la puesta en marcha de vías legales y seguras de acceso a la solicitud de asilo: facilitar petición de asilo en embajadas y consulados y la emisión de visados humanitarios; la eliminación de obstáculos para ello y la trasposición de las directivas de asilo europeas y la aprobación urgente del Reglamento de la Ley de Asilo española que lleva pendiente desde hace siete años.