Numeros

Co-escrito con Virginia Rodríguez

“Ruptura de la serie”: una pequeña nota al pie del año 2013 ha borrado de un plumazo a 263.000 niños de las estadísticas de la pobreza registrada durante esta legislatura. La pobreza infantil es una patología nacional que hoy alcanza a más de 2,7 millones de menores de 18 años (uno de cada tres), pero esta revisión metodológica permite al Gobierno argumentar que se está produciendo “un cambio de tendencia” en la situación de los cinco últimos años. Así lo declaró la Secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad en su respuesta al reciente informe de UNICEF y al análisis realizado por la Fundación porCausa en El País y The Guardian.

Una mirada más detenida a los datos ofrece una perspectiva diferente.

En 2013 el Instituto Nacional de Estadística (INE) cambió la metodología con la que estima los ingresos de las familias en la Encuesta de Condiciones de Vida, una herramienta principal en el análisis de la pobreza en España. La nueva metodología combina la información proporcionada por los encuestados con los ficheros que posee la propia administración a través de las agencias tributarias y la Seguridad Social. Este cambio busca mejorar la calidad de la información estadística y responde a las recomendaciones realizadas por la oficina de Eurostat y por el Consejo Superior de Estadística. De hecho, se trata de un cambio que ya han introducido los países nórdicos, Francia, Holanda, Austria y Eslovenia. En el caso de España, las nuevas estimaciones reflejan un ingreso medio de las familias más elevado que en estimaciones anteriores.

Captura de pantalla 2014-11-07 a las 9.05.30El problema aparece cuando se trata de comparar datos elaborados con dos metodologías diferentes, como reconoce el propio INE en la nota de prensa donde se hicieron públicas las conclusiones de la encuesta de 2013. Como muestra el gráfico 1 -que describe la evolución de la tasa de riesgo de pobreza y exclusión (AROPE)-, el «cambio de tendencia» al que se refiere el Gobierno solo se produce cuando se utilizan hasta 2012 los datos de ingreso ‘antiguos’ (en base a encuestas) y se incorporan en 2013 los datos ‘nuevos’ (en base a ficheros). Cualquier otra combinación sugiere que las cifras de pobreza infantil se incrementaron en el último año, y no al contrario.

Más aún, cuando dejamos a un lado el ingreso y observamos únicamente las tasas de privación material severa del conjunto de las familias (no disfrutar al menos 4 de 9 elementos básicos del bienestar como el consumo de carne y pescado, la posibilidad de hacer frente a gastos imprevistos o la posibilidad de pagar alquileres e hipotecas), el panorama no hace más que empeorar desde 2011 (ver gráfico 2), en línea con la tendencia que sugería la metodología anterior.

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porCausa se ha puesto en contacto con el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, el INE y expertos independientes para entender las implicaciones de este cambio metodológico y las razones por las que se ha producido en este preciso momento. Los dos últimos coinciden en que la nueva metodología mejora las estimaciones de la pobreza infantil, pero resulta cuestionable la decisión de realizar esta variación metodológica en medio de una crisis en la que la intensidad de los cambios exige ser particularmente cuidadoso con el estudio de las series estadísticas(esta es la razón que ha llevado al INE revisar los resultados de los últimos años para adaptarlos a la nueva metodología).

Al cierre de esta pieza, los responsables del Ministerio de Sanidad no habían respondido a ninguna de las preguntas realizadas por porCausa.

Las implicaciones políticas de ofrecer datos confusos en un asunto de esta relevancia y en un momento de crisis no son menores. En primer lugar, permiten al Gobierno argumentar que las cifras de pobreza infantil relativa han mejorado durante la presente legislatura (el cambio elimina a 262.628 niños pobres en 2011 y 2012), cuando los anteriores indicaban justo lo contrario. En segundo lugar,confunde el debate público al mezclar series diferentes y confrontar indicadores que expresan conceptos diversos (mejora la pobreza de ingreso, pero empeora la privación material de las familias).

En tercer lugar, ignora el compromiso de convertir la pobreza infantil en un asunto de Estado ajeno a las peleas de los diferentes partidos. Mientras la Secretaria de Estado declaraba que la batalla por los niños debía estar libre de “sesgos partidistas”, la cuenta oficial del Presidente del Gobierno publicaba pocas horas después el siguiente tuit:

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Artículo originalmente publicado en el Blog 3500 millones de El País.