Para los habitantes de los no lugares, vivir cada día significa sobreponerse al miedo. En las reglas que organizan nuestra sociedad, inmigrar está mal visto. Emigrar no tiene tan mala prensa. Extraño, pues todo es movimiento.

Somos migrantes todos. Unas veces vamos, otras venimos. Unas veces somos los que se van, otras somos los que llegan.

La política migratoria europea, y por tanto la española, no lo entiende así. El sistema de control se articula en un triángulo de tres vértices: el de la detención, el CIE y la expulsión del país…

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