Cuando Gumersindo Lafuente me sugirió la cifra de cien retratos, no lo dudé ni un segundo y acepté su propuesta. Creo que no fui muy consciente del trabajo que iba a suponer, teniendo en cuenta que había que hacerlo en poco más de un mes, pero ni pestañeé al escuchar su idea. El objetivo era dibujar, a través de la palabra escrita y de la fotografía, un mural, lo más heterogéneo posible, sobre la emigración juvenil española desde el inicio de la crisis hasta la actualidad.
La emigración de miles de jóvenes españoles desde 2007 supone un hecho cuando menos destacado en la historia reciente de nuestro país y así lo confirman los datos. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), del total de 2,87 millones de personas -españoles y de otras nacionalidades, y de todas las edades- que emigraron desde España a todos los rincones del planeta desde 2008 hasta 2014, 823.000 eran jóvenes de entre 15 y 29 años.
Sin querer centrar nuestro reportaje en el debate sobre el número exacto de jóvenes que están residiendo en el extranjero desde el estallido de la crisis, puesto que los números bailan según la fuente consultada y el INE solo contabiliza a los emigrantes que están registrados en el consulado del país de destino, nuestro propósito principal era el de conocer las caras y las historias de vida que se encuentran detrás de estas cifras.
Por ello, lo primero que hicimos los ocho periodistas que hemos trabajado en este macro-reportaje, fue categorizar los motivos por los cuales intuíamos que los jóvenes habían tomado la decisión de hacer las maletas. Vivimos en un planeta en constante movimiento y el desplazamiento de personas de un lugar a otro está en la genética humana desde el inicio de los tiempos. Los motivos para tomar la decisión de emigrar son muchos y muy variados, no necesariamente uno emigra por causas económicas o porque no le queda otra. Así, entre otros motivos, una persona puede salir al extranjero en busca de oportunidades laborales adecuadas a su formación y expectativas, porque quiere aprender y estudiar nuevos idiomas o ampliar su formación en el extranjero, porque la empresa para la que trabaja le envía un tiempo a trabajar fuera o, simplemente, por el hecho de vivir nuevas aventuras y experiencias lejos de su tierra.
Así nacieron las seis categorías que ordenan las historias de los cien protagonistas del reportaje: ‘Por narices’, ‘Por un trabajo digno’, ‘Un viaje de ida y vuelta’ –aquellos que se fueron, volvieron a España y han vuelto a probar fortuna en el extranjero-, ‘Formándose’, ‘A la aventura’ y ‘Expatriados’. Y empezó la búsqueda.
La búsqueda
En la época de internet y de la interconexión global en la que vivimos, todo es mucho más sencillo. Hacer un reportaje de este calibre antes del nacimiento de la “Red de Redes” quizá era algo poco rentable en términos de tiempo y esfuerzo, pero a día de hoy, nada es imposible. Al ser varias personas metidas a fondo en la búsqueda del centenar de “retratos”, Facebook, Twitter, WhatsApp y el boca a boca, fueron las principales herramientas para encontrar los perfiles adecuados. Además, contamos con la ayuda de un socio muy valioso, el portal de la Ciudadanía Exterior (CEXT), a través del cual más de una veintena de jóvenes españoles de todos los continentes se interesaron por nuestro reportaje y se animaron a participar.
Pero claro, no todo valía. Además de las categorías, había que tener en cuenta la edad –entre 16 y 30 años, aproximadamente-, haber emigrado desde 2007 e intentar tener por categoría un número considerable de protagonistas y que el porcentaje entre hombres y mujeres estuviera más o menos a la par.
Todo resultó más fácil de lo esperado. A medida que íbamos encontrando perfiles e iban encajando con las categorías, así como representaban diversidad en sus historias y destinos donde estaban residiendo, les enviábamos un correo electrónico explicándoles de qué iba el reportaje, dónde se iba publicar y el formato. Y casi nadie se negaba, al revés, todo el mundo tenía muchas ganas de contar su historia y experiencias.
La metodología que utilizamos la teníamos clara. Obtendríamos toda la información de los entrevistados a través de un cuestionario estándar que, una vez recibido, redactaríamos para poder escribir un perfil breve pero completo de cada “retrato”. El cuestionario estaba dividido en apartados sobre los motivos por los que habían emigrado, cuestiones sobre su residencia en el país de destino -trabajo, vivienda, coste de vida o servicios sociales-, la visión a medio y largo plazo de su futuro y acerca de cómo veían la situación socioeconómica y política de la España que habían dejado atrás.
Y funcionó. A pesar de lo tedioso de la coordinación y el límite tan estrecho de tiempo, las respuestas iban llegando fluidamente, así como las fotografías que habíamos pedido a los entrevistados que nos enviasen en su lugar de residencia y con una calidad y estética determinadas.
100 retratos, 100 historias
A medida que íbamos recibiendo los cuestionarios ya respondidos, íbamos escribiendo los perfiles con un formato y estilo predefinidos antes del inicio de la búsqueda. El objetivo no era solo tener un mural heterogéneo de jóvenes españoles residiendo en los cinco continentes y que tuvieran una historia y opiniones interesantes que contar, sino también presentar el contenido de los 100 retratos a través de un diseño y un formato innovador, interactivo e intuitivo, con una arquitectura de la información comprensible para todo el mundo. Por estos motivos, nos decantamos por la idea era hacerlo con la forma de un tablero de ajedrez: cada retrato representa una casilla o cuadrado que, al pinchar con el cursor, se abre y se puede leer y compartir la historia a través de Twitter.
"Vine con ayuda familiar y ahora tengo un contrato indefinido” @porcausaorg https://t.co/ifWgMgYQBo #100retratos #SueñosRotos
— Ana Mª Díaz Martín (@adiazmartin) December 15, 2015
Aparte del sprint final de los últimos días, cuando hubo una pequeña crisis tras estancarnos en el retrato número 95, el proceso de edición y revisión de los textos, así como de las fotografías, fue arduo, pero muy divertido y una lectura fascinante. Ante nosotros teníamos un centenar de historias de personas jóvenes viviendo en todos los rincones del planeta, un centenar de opiniones y reflexiones sobre su pasado, presente y futuro personal y sobre su visión de la España antes de las elecciones generales del pasado domingo 20 de diciembre.
El resultado, retratos como el de Roberto Cano, que se vio obligado a emigrar porque, después de estar varios años en España luchando como un jabato para conseguir un trabajo como ingeniero civil y tras pasar por varios trabajos temporales y precarios, se arriesgó y probó fortuna en Wiesbaden (Alemania), ciudad en la que ha conseguido un trabajo de “lo suyo” y con un contrato indefinido. Casos como el de Alba Valderrama, una matrona que actualmente trabaja en un hospital a las afueras de Londres, quien, “desesperada”, hizo las maletas y se fue a la capital inglesa con el objetivo de encontrar un trabajo digno que le diera la oportunidad de regresar algún día a España. Historias como la Alba Serna, una joven cooperante que lleva cinco años trabajando entre América Latina y Asia y que ahora tiene en Dakar (Senegal) su nuevo lugar de residencia. Alba, como muchos jóvenes españoles que residen en el extranjero, piensa que ante las pocas posibilidades de estabilidad económica en España no tiene fecha de vuelta definida a corto, medio ni largo plazo.
Pero no todos los perfiles que conseguimos habían tenido que emigrar “por narices” o por encontrar “un trabajo digno”. También encontramos experiencias formativas como la de María Sánchez en Nueva York, metrópoli en la que está estudiando un máster de Periodismo gracias a una beca Fullbright y que se fue por su propia elección a pesar de tener un buen contrato de trabajo en España. Historias de amor como la de Alain Verdial, que tomó la decisión de irse a vivir a la ciudad italiana de Bolonia hace ya cinco años para vivir junto a su novia Francesca. O experiencias laborales como la del expatriado Juan Francisco González, quien lleva trabajando en Omán desde hace casi dos años para la empresa española de consultoría de ingeniería civil, Ineco.
Y, por fin, llegó el momento que todo periodista espera: el día de la publicación. Estrenamos nuestro trabajo en un artículo publicado en el diario El Mundo el pasado lunes 14 de diciembre, así como en nuestro microsite, ‘Sueños Rotos’. Hasta el momento, el reportaje está teniendo bastante éxito en el número de visitas y número de veces que se está compartiendo. Nos podemos dar por satisfechos puesto que el objetivo de porCausa es hacer llegar a cuanta más gente posible temas para que se genere un debate público en torno a diferentes problemáticas. En el caso de este trabajo periodístico, ‘100 retratos de la emigración juvenil española’ es una muestra del retrato actual de una parte de una generación de jóvenes que han hecho las maletas desde el inicio de la crisis, a todos los rincones del planeta y por diferentes motivos. Ahora, ya pueden sacar ustedes sus propias conclusiones.