Las conclusiones del estudio realizado a partir de una encuesta elaborada por Metroscopia para porCausa permiten detectar que hay ciertos mitos al respecto de la inmigración. En especial los relacionados con cuestiones económicas, que permanecen arraigados en el imaginario. A pesar de ello, los españoles no perciben, en general, la inmigración como un problema. Es decir, estos estereotipos no se traducen en rechazo hacia la inmigración.
España es un país tolerante.
Siendo así, hemos detectado que la opinión pública española es excesivamente vulnerable a los picos informativos en relación a la inmigración. Es decir, una abundancia de noticias sesgadas, tendenciosas o alarmistas, que se repiten intensamente durante un breve periodo de tiempo en los medios de comunicación, refuerza las opiniones xenófobas durante un tiempo limitado.
En el momento de la realización de esta encuesta, en octubre de 2016, el 84,8 por ciento de la población ve de manera positiva a los inmigrantes.
La política de inmigración española sigue las directrices europeas de blindaje de fronteras, una política que la propia España ha ayudado a construir desde mediados de la década pasada. No obstante, la sociedad percibe este modelo de control como fracasado. Un 49,6 por ciento piensa que un mayor control sirve de poco o nada y un 61,3 por ciento piensa que lo que hay que hacer es abrir vías legales. Por tanto, la mayoría piensa que aplicando flexibilidad en la apertura de fronteras se mejoraría la situación.
Los jóvenes españoles (18-34) tienen una posición más abierta a la inmigración pero no de una manera radicalmente más abierta a lo que cabría esperar de la juventud. Un 85,3 por ciento de la juventud es favorable a una sociedad de convivencia (un 84,9 por ciento los de 35-54) y un 75,6 por ciento cree que aporta mucha o bastante diversidad cultural (un 70,4 por ciento los de 35-54).
En esencia, los jóvenes españoles piensan de manera muy similar a sus padres.
Más que la edad, es determinante para la absorción de estereotipos la ubicación ideológica. Los mitos están más arraigados entre las personas que se consideran de derechas que entre las que se consideran de izquierdas. Y, curiosamente, no lo está tanto a si conviven en comunidades con alta presencia de inmigración.
Hay una mayor predisposición entre los votantes de izquierda a abrir las fronteras. Pero donde sin duda hay consenso entre todo el espectro ideológico es a encontrar vías seguras de entrada a España para la inmigración. Donde las personas no paguen a traficantes ni arriesguen su vida en el mar o trepando una valla por la noche.
Los votantes de Podemos destacan como aquellos que tienen una opinión más positiva sobre la inmigración (90,6 por ciento). Los votantes del PSOE mantienen una posición algo más tibia (el 43,6 por ciento piensa que habría que reforzar las fronteras e imponer controles más duros), mientras que los votantes del PP y los de Ciudadanos aglutinan opiniones similares en los mitos como que los inmigrantes contribuyen poco o nada a crear empleo (65,3 por ciento el PP y 67,6 por ciento Cs), que amenazan nuestros empleos (30,8% el PP y 27,6% Cs), que sobrecargan los servicios públicos (63,1 por ciento el PP y 56,5 por ciento Cs).
No obstante, en todos los partidos hay una mayoría de personas que consideran que unas fronteras más flexibles sería lo adecuado.
Los habitantes de grandes ciudades piensan que los inmigrantes contribuyen a crear empleo. En poblaciones más pequeñas, esta percepción desaparece.