Conseguir un futuro en el que todos compartamos la misma visión del inmigrante: como un igual. Este objetivo reunió el pasado 30 de Octubre a varias organizaciones (Hello Europe, Ashoka, porCausa, Open value, Pueblos Unidos, seek for change, Speak y Raízes) unidas en su labor de ayuda a las personas migrantes, una vez han llegado a nuestro país. El evento pretendía conseguir: formular un marco narrativo que acabe con el relato de la inmigración como amenaza.
Los participantes contaron la labor de sus iniciativas, situaciones con las que se han encontrado, y también casos de éxito. Entre las historias que se narraron escuchamos como uno de ellos consiguió volver a España tras ser deportado, estudiar en España y formar una familia. Otra historia: como a raíz de un curso de idiomas que junta a inmigrantes con nacionales, una mujer inmigrante llegó incluso a conseguir trabajo en esta institución: ahora ha abierto una franquicia de esta escuela en otra ciudad.
Como se repetiría durante la jornada, muchos hemos sido inmigrantes en otros países, incluso en países de los que ahora nos cuesta aceptar a personas que vienen a España. Brígida Moreta, de Pueblos Unidos, vivió varios años en África y llegó a integrarse en tribus donde aprendió su idioma. Ella recuerda con emoción el calor y la familiaridad con la que fue acogida. Mas aún, fue esta experiencia la que le llevó a Pueblo Unido a trabajar por la integración de los inmigrantes africanos. Relató varias historias de éxito como la de africanos que llegaron sin estudios ni papeles, ahora convertidos en abogados y enfermeros. Fue uno de ellos quien le salvó la vida practicándole un bypass. Citaba una frase que le dijo la persona en cuestión al recuperar la consciencia: ”soy extranjero , no comparto tu cultura ni tu religión pero te he manoseado el corazón”.
La creciente tendencia de verles como los “otros” llegando a privarles de sus derechos, e incluso de su dignidad fue otro de los temas más graves tratados durante el evento. No es solo el bloqueo fronterizo, sino la constante barrera de identidad con la que se encuentran una vez han pasado la barrera física. Merlin, de Honduras, lleva 12 años en España, y cuenta con la voz quebrada que no se ha sentido reconocida en ninguna de sus dimensiones como persona: ni como trabajadora, ni como madre ni como ser humano. La hondureña, de quien depende la manutención de sus hijas, se ha visto forzada a aceptar trabajos precarios en los que no la ofrecían un contrato. Hoy su situación irregular le ha llevado a perder la custodia de sus hija y sigue sin papeles.
En vistas de las problemáticas a las que se enfrentan las personas inmigrantes, se inició un taller sobre narrativa de migraciones dirigido por Cesar Astudillos, diseñador independiente. La constante relación de los inmigrantes con noticias negativas hace que las distintas organizaciones se pregunten cómo afrontar el debate público. Una buena gestión de la narrativa podría provocar un cambio de percepción para que dejen de ser vistos como una amenaza, y sean considerados como conciudadanos en el país de destino.
Los participantes descubrieron que necesitarían rescribir sus propios mensajes de acuerdo a las conclusiones a las que iban llegando. Algunas de las acciones propuestas en el campo de la narrativa fue tratar de crear un diálogo dinámico y comprensivo con la opinión pública, donde se reconozcan los miedos de la otra parte. En este discurso es de gran importancia presentar a las personas inmigrantes como agentes activos y no pasivos. También es necesaria la dignificación de estas personas, rompiendo los estereotipos que les atan a trabajos menos cualificados. A su vez, se subrayó que era un reto urgente normalizar los procesos migratorios como naturales , necesarios y no como fenómenos actuales sino históricos. El resumen de este evento podría ser: si la sociedad pudiera conocer historias de éxito, superación y lucha como las que se compartieron en esta jornada, no hay duda en que les ayudaría a ver la migración como bien público, y no como una amenaza.